lunes, 31 de octubre de 2011

LOS COLORES DE MIRIAM



Habitar el color es el título de la exposición en la coinciden, y se completan:
Matilde Alonso, una profesora de arquitectura que expone colores...y
Miriam Bermejo, una compañera de arquitectura que pinta poemas...

Los colores de Miriam es una palabroesía sencilla, un juego donde responder a sus textos...los colores que leí, que me encantaron y que, por unos momentos, habité.

Al final, ya lo sabe, no pude evitar escribir:

El BLANCO, el color de aquello que todavía está por ser creado, todavía por acontecer en este presente...
El AMARILLO, las manchas de luz en todos los colores, su complemento de Sol...
Los amarillos sucios de rojos de los campos de NARANJAS de mi papaparaiso, donde habita la felicidad de papa...
El ROJO puro e intenso del amor y su pasión, cual sino?
El travieso, divertido e inocente ROSA...
El VERDE vida, de aquello que crece y siempre Naturaleza...sin duda, incandescente...
El AZUL, mi color, el color de las cosas que mas amo...del mar y su reflejo de cielo, suelo y techo de agua...el color de un príncipe acuático que no destiñe...
El OCRE melancólico de aquello que se marchita, que marchita incluso algunos recuerdos...
Monotonía...otra forma de negro y su tristeza, el GRIS.


lunes, 10 de octubre de 2011

IMPOSIBLE

Trabajé durante muchos años en la Fundación Bancaja, siempre de cara al público...atendiendo dudas y preguntas, algunos malos gestos y sobretodo, muchas sonrisas.

Imposible es la historia real de una chica sordomuda y una chica ciega que vinieron una tarde a la recepción del centro cultural. La chica sordomuda sólo podía hablar con los gestos que la chica ciega no podía ver, así que, entre ellas, sus manos y su tacto eran lo único con lo que eran capaces de ver y sentir, de hablar y escuchar.

Imposible es su título porque habla de todas esas situaciones que, como ésta, te golpean el alma, para avisarte que la vida está llena de magia y misterio...y que la modifican, para demostrar la existencia de sorpresas tan bellas, que se escapan de la cotidianidad y que parecen imposibles.

Esto es lo que viví un fin de semana cualquiera de 2011.

Como un imposible, entre ellos,
escuchar a un ciego, un sordo,
ver a un sordo, un ciego.

Y conversar con sus signos,
invisibles y silenciosos.

Y hablar con sus manos,
sin imágenes y sin voz.

Comprenderse, con el movimiento
del lenguaje de su tacto,
tan sólo, como un imposible.







Imágenes y autores en: